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El Misterio del Incienso

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El Misterio del Incienso

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El Misterio del Incienso

Escrito por:
La Redacción

Hace más de 5.000 años que las personas quemamos sustancias aromáticas. A veces funciona como medio de transición entre lo humano y lo divino, otras veces llena nuestras vidas de serenidad fragante o placer sensual. La palabra incienso viene del latín "Incendo" o prender fuego, excitar o despertar las pasiones.

De los cinco sentidos, el aroma tiene el vínculo más fuerte con las emociones y los recuerdos. Un mero indicio de una fragancia olvidada puede devolvernos instantáneamente a otro momento en el tiempo y el espacio, puede provocar una cascada de memorias y a menudo, sentimientos de añoranza.

Hoy en día conocemos todos los detalles sobre el aspecto científico del olfato. Nuestra reacción a los olores es primaria y animal porque el procesamiento de los estímulos olfativos sucede directamente a través del sistema límbico, el area del cerebro responsable de las emociones, la lujuria, el hambre, la memoria y la imaginación.

El resto de los sentidos se perciben en el hemisferio izquierdo del cerebro, la parte analítica y racional del mismo. De este modo, nos sorprendemos sintiendo respuestas a ciertos olores, antes incluso de que podamos formular pensamiento alguno sobre los mismos.

Por tanto no debe sorprendernos que prácticamente todas las tradiciones espirituales a lo largo de todos los tiempos (Catolicismo, Judaísmo, Budismo, Induísmo, Paganismo moderno...) han utilizado y siguen utilizando inciensos en sus rituales.

En el pasado, el incienso era tan costoso que el quemar incienso durante rezos era un acto de sacrificio y ofrenda. Sacrificando la riqueza de uno mismo por establecer esa comunión con la deidad superior. No es por tanto sorpresa que en la biblia, los tres reyes traigan al recién nacido Jesús incienso, oro y mirra.

En el antiguo Egipto, el incienso era la "fragancia de los dioses", y los Egipcios creían que los dioses apreciaban tanto estos aromas, que el paso al más allá podía asegurarse si el cadáver era acompañado de suficiente cantidad de esta fragancia. Embalsamaban las momias usando alcanfor y mirra y forraban las tumbas de los faraones con urnas de mármol rellenas de mezclas de especias aromáticas.

Durante el periodo Védico, (1.200 - 500 AC) los practicantes Ayurvedas de la medicina holística en India, recetaban la quema de inciensos para tratar problemas mentales y fisiológicos. En Europa, el incienso era un elemento integral en los ritos dentro de templos y lugares públicos. Los Griegos quemában madera de cedro, enebro y mirra, también de una manera práctica, para suavizar los desagradables olores de la carne quemada de los animales durante los sacrificios a los dioses. Las sacerdotisas en Delfos inalaban humos minerales sulfúricos y hojas de laurel para inducir sus trances proféticos. Se conservan documentos que prueban que durante el mandato de Nerón (Año 100 AC), en Roma se importaban 2.800 toneladas de franquincienso, y 550 toneladas de mirra al año. Tan relacionado y valioso eran estos inciensos, que los Romanos llamaban a su persona amada "mi mirra", "mi canela" del mismo modo que hoy usaríamos "cariño".

Mientras que los Árabes utilizaban la ruta de la seda para vender sus especias e inciensos, los Japoneses crearon "la ceremonia del incienso de Kodo", mientras las Geishas utilizaban cantidades medidas de incienso a modo de reloj para cobrar sus servicios en función de las unidades de tiempo (incienso) consumidas.

Inciensos para rituales y meditación

Sean cuales sean tus creencias, el incienso puede servir como puente entre lo divino o metafísico y lo terrenal, aportando profundidad e inmediatez a los rezos, meditaciones, yoga, rituales o cualquier práctica espiritual. Veamos a continuación algunos de los inciensos más utilizados en la antigüedad.

  • Jinko, también conocido como Lignum aquila ó Madera de Agar. Se cultiva y se vende la resina de esta madera, tiene cualidades relajantes, y puede ayudar a concentrarse durante la meditación.
  • Alcanfor ó Árbol de Borneo. Originalmente de Asia, de donde toma el nombre, su aroma es refrescante y se ha vinculado a la concentración.
  • Madera de Cedro. Se cree que incita sentimientos de seguridad física y en uno mismo, inspirando virtudes como la integridad y la fortaleza.
  • Clavos. El aroma del clavo es fresco y casi picante, su fragancia incita sentimientos de celebración y creatividad.
  • Sangre de Drago ó Resina de Sangre de Dragón. Se obtiene de diferentes especies de cinco distintos géneros botánicos: Croton, Dracaena, Daemonorops, Pterocarpus; y también de Calamus rotang. La resina roja se usaba en tiempos antiguos para purificar y proteger espacios.
  • Franquincienso. La resina del árbol de Boswellia Sacra. Su aroma resinoso es relajante y se cree que eleva la mente y expande la consciencia espiritual.
  • Mirra. El rico y picante aroma de su resina se considera profundamente relajante y restaurativo.