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La Simbología del Séptimo Sello

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La Simbología del Séptimo Sello

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La Simbología del Séptimo Sello

Escrito por:
La Redacción

El Séptimo Sello es una película de 1957 del aclamado director Ingmar Bergman. Siendo un estudio filosófico en toda regla, el espectador sigue la historia de una pareja de actores, su bebé, y un caballero que vuelve de las cruzadas con su escudero. El caballero es entonces visitado por la muerte, quien viene a llevárselo, "pues ha llegado su hora", pero éste, que sabe que a la muerte le gusta jugar al ajedrez, decide retarla a una partida; mientras sea capaz de resistir, la muerte le dejará continuar con vida. Esta partida se alarga durante varios días y este es el periodo en el que transcurre la película.

Lo que mucha gente no sabe es que El Séptimo Sello es una obra moderna que se encuadra de manera laxa dentro del género llamado "Danza de la Muerte" o "Danza Macabra", un género artístico tardo-medieval cuyo tema era la universalidad de la muerte. En su forma original se trataba de un diálogo en verso y por tanto representable, en que una personificación alegórica de la Muerte, llama a personas de distinta posición social o en diferentes etapas de la vida para bailar alrededor de una tumba. Típicamente estas figuras eran el Papa, el Obispo, el Emperador, el Sacristán, el Labrador, etc. La muerte les recuerda que los goces mundanos tienen su fin y que todos han de morir, sin importar la posición social o económica. Se cree que las danzas macabras eran de hecho bailadas y representadas teatralmente en el siglo XIV.

En el séptimo sello encontramos la temática, el símbolo y es que incluso en una de las escenas de la película, uno de los personajes llega a decir:

"La Muerte, severa, los invita a danzar. Van cogidos de las manos haciendo una larga cadena y empieza la danza. Delante va la misma Muerte con su guadaña y su reloj de arena. (...) Ya marchan todos, hacia la oscuridad, en una extraña danza. Ya marchan huyendo del amanecer, mientras la lluvia lava sus rostros, surcados por la sal de las lágrimas."

Éste concepto de que la muerte es igual para todos, es apenas uno de los muchos símbolos utilizados por Bergman para contar su historia; pero el director utiliza una serie de símbolos, alegorías y "double entendres" que pueden llevar al espectador interesado a dedicar incluso más tiempo analizando la película que visualizando la película. Veamos unos cuantos.

El Tiempo en el que sucede la Historia

Quizá por ubicarla dentro del género mencionado anteriormente esta historia sucede en la época medieval, pero el tema no es ni mucho menos antiguo. Nuestro personaje principal, el caballero Antonius Block, explora y se pregunta cual es el motivo de la vida y la existencia de Dios, entre otras cosas. Block representa al hombre creyente moderno, que al contrario que el hombre medieval, ya no cree ciegamente en una historia edulcorada que explica la creación y funcionamiento del mundo, sino que tiene verdaderas dudas sobre la existencia de Dios y la vida después de la muerte.

Éstos son temas que hubieran hecho a uno acabar en prisión o ejecutado en aquel entonces, pero nuestro caballero hace estas preguntas a diestro y siniestro durante la película. Primer contraste entre las creencias antiguas y el pensamiento moderno.

La Prisión de la Vida

Quizá una de las escenas más importantes es la confesión que Antonius realiza en la iglesia, creyendo hablar con el cura, aunque pronto se revela que este párroco es en realidad la muerte. Aquí la separación que divide el confesionario no es el tradicional biombo que aporta privacidad a ambos, confesor y párroco. La separación es, no por casualidad, unos barrotes que más se asemejan a una celda que a un confesionario.

Dado el tema que la muerte y el caballero discuten en esta escena, quizá aquí el autor está dejando entrever una metáfora de la vida como una prisión del espíritu, que trata de liberarse a través del conocimiento, la luz.

La Supresión del Arte y los Artistas

Otra escena que llama la atención es la escena que toma lugar en la taberna. Allí el trovador es humillado y criticado por un párroco corrupto y un herrero. En el sentido más amplio, esta escena tiene tintes de la censura del arte por parte de la iglesia y la incapacidad "del hombre común" de entender la expresión artística.

La Escena de las Fresas y la Leche.

A primera vista, la manera en que se presenta y se consume la comida en esta escena parece dejar entrever que es de un importante significado. En este momento casi eucarístico con los trovadores y el pequeño bebé, podría parecer que Antonius comprende el sentido de la vida: apreciar las pequeñas cosas.

“Recordaré este momento. El silencio, el crepúsculo, los cuencos de fresas y leche, vuestros rostros a la luz del atardecer. Mikael durmiendo, Jof con su lira. Trataré de recordar de que hemos hablado. Llevaré este recuerdo entre mis manos con tanto cuidado como si fuera un cuenco lleno hasta el borde con leche fresca.”

Sin revelar el final, es difícil analizar las últimas escenas, pero si resaltaré que una vez más se recuerda al espectador el género de la obra y su significado, cuando vemos la danza de la muerte.

Y estas son sólo algunas de las muchas escenas con simbolismo en esta película sin igual que podremos ver una y otra vez para ir descubriendo capas y capas. Más que una película, El Séptimo sello es un tratado filosófico sobre el verdadero significado de la vida, la muerte y el mas allá.

Vista o no vista, es momento de revisitar este clásico que no en vano, es eterno.