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La Controversia Arriana y la Naturaleza de Jesucristo

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La Controversia Arriana y la Naturaleza de Jesucristo

Escrito por:
La Redacción

Este post es el primero de una serie de escritos sobre la Iglesia Católica y la Masonería. El tema se presta a mucho análisis, y nos gustaría seguir con otros como la Masonería y el Sufismo, el Islam u otras relaciones, pero hemos empezado por aquí porque parece ser la relación sobre la que más nos preguntáis.

La controversia arriana, una de las más significativas en la historia temprana del cristianismo, giraba en torno a la naturaleza de Jesucristo y su relación con Dios Padre. Esta disputa teológica tuvo implicaciones profundas para el desarrollo de la doctrina cristiana y es muestra de las disidencias sobre la figura de Jesús, incluso entre los más creyentes.

¿En qué consistía la controversia arriana?

La controversia surgió a principios del siglo IV y fue centrada en las enseñanzas de Arrio, un presbítero de Alejandría. Arrio argumentaba que Jesucristo, aunque divino, no era coeterno con Dios Padre y por lo tanto no era igual a él en esencia o substancia. Según Arrio, el Hijo había sido creado por el Padre y, aunque superior a los seres humanos y los ángeles, no era Dios en el mismo sentido que el Padre.

Proponentes de Ambos Lados

El Arrianismo estaba naturalmente encabezado por Arrio, los seguidores de esta creencia afirmaban que Jesús era un ser creado y, aunque divino, no estaba al mismo nivel que Dios Padre. Aunque no podemos saber sus motivaciones para discutir este dogma, nos da una pista el que veían un error de lógica en la narrativa: Argumentaban que si Jesús fuera coeterno con el Padre, se socavaría el monoteísmo y se introduciría una forma de politeísmo.

Este argumento chocó de frente con la famosa ortodoxia Nicena, los principales opositores del arrianismo incluían a Atanasio de Alejandría y otros obispos que defendían la coeternidad y consubstancialidad de Jesús con el Padre. Sostenían que Jesús era "de la misma substancia" (homoousios) que el Padre. Este argumento acabaría convertida en la piedra angular de la doctrina de la Trinidad.

Justificación de sus Puntos de Vista

Arrio y sus seguidores se basaban en una interpretación literal de ciertos pasajes bíblicos, como Proverbios 8:22 ("El Señor me creó como el principio de sus caminos") y Juan 14:28 ("El Padre es mayor que yo"), para argumentar que Jesús era un ser creado y, por lo tanto, distinto de Dios Padre.

Los opositores del arrianismo argumentaban que solo si Cristo era verdaderamente divino y coeterno con el Padre, podría haber realizado la redención y salvación de la humanidad. Citaban pasajes “cogidos con pinzas” como Juan 1:1 ("En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios") para defender la igualdad de Jesús con el Padre.

¿Por qué venció la facción ortodoxa nicena?

La victoria de la ortodoxia nicena se cimentó en el Primer Concilio de Nicea en 325 d.C., convocado por el emperador Constantino para resolver la disputa. El concilio declaró la coeternidad y consubstancialidad de Jesús con el Padre y condenó las enseñanzas de Arrio. Esta decisión fue fundamentalmente teológica, basada en la interpretación de las Escrituras y los argumentos presentados por ambos lados.

Sin embargo, la controversia no se resolvió completamente con el Concilio de Nicea, y las disputas continuaron durante varias décadas, con el arrianismo ganando y perdiendo apoyo imperial en diferentes momentos. Finalmente, el arrianismo fue condenado definitivamente en el Concilio de Constantinopla en 381 d.C., consolidando la doctrina nicena como la ortodoxia cristiana.

La controversia arriana fue importante no solo por su impacto teológico, sino también por cómo influyó en la relación entre la Iglesia y el Estado, y cómo demostró la capacidad de la Iglesia para definir y defender sus enseñanzas fundamentales.